Introducción a la exposición por Santiago Nerín

Breve introducción

A 1.143 metros sobre el nivel del mar y en el corazón de la histórica comarca de Sobrarbe, bellas chimeneas coronan las casas de Buerba, uno de los nueve pueblos que conforman el Valle de Vió.

Tierra milenaria de realengo, montañeses e infanzones posee una arquitectura, tradiciones y patrimonio cuyos habitantes y moradores han sabido conservar durante generaciones y siglos.

Reseña histórica

Documentos que mencionan el nombre de Buerba nos permiten remontarnos al año 1083, época medieval de constante disputas y conquistas entre cristianos y musulmanes, en el cual se cita que Ramón de Ysarn y sus hermanos juraron fidelidad al rey Sancho Ramírez por los castillos de Vió y Buerba.

De esta época podrían datar los antiguos asentamientos situados en los campos de Navarra y Perula.

Unos años más tarde, durante la época en la que Sobrarbe se incorporó al primitivo Condado de Aragón reinado por el monarca Ramiro I, Buerba, junto al resto de pueblos del Valle de Vió, formó una "honor" de pertenencia real y dependiendo, en lo religioso, del Obispado de Huesca.

A finales del siglo XVI, el 22 de noviembre de 1495, Buerba aparece, al igual que otras aldeas del valle, en el censo de fogajes como un lugar de realengo que poseía 23 fuegos. Cabe destacar igualmente el censo que data de 1857 en el cual Buerba alcanzaba una población de 179 habitantes.

En 1834 Buerba se constituyó en ayuntamiento hasta el año 1845, año en el que pasó a formar parte del ayuntamiento de Fanlo. Es durante estos años (1845-1850) en los que el navarro Pascual Madoz, un personaje muy relacionado con el Alto Aragón, elaborará su famoso "Diccionario Geográfico, Estadístico, Histórico" citando las siguientes líneas sobre la localidad de Buerba:

"Buerba se sitúa en un pequeño llano a la falda de la montaña de Sastral, disfruta buena ventilación y clima saludable. Tiene 25 casas y una iglesia servida por un cura y un sacristán. El terreno es muy áspero y se cultivan 200 yuntas solamente. El correo se recibe por Boltaña, se produce trigo, centeno, cebada y avena y existe caza de perdices y conejos."

A principios del siglo XX, aparece por los parajes de Buerba, un extraño personaje, es francés y posee un instrumento que ¿hace fotografías? ¿Qué pensarían nuestros antepasados de pirineistas como el ilustre Lucien Briet?

Es el 3 de octubre de 1911, Lucien Briet realiza varias fotografías en Buerba, fotografías acompañadas de un cuaderno con notas y comentarios del propio pueblo.

"Esta orquesta de siete músicos anima aún las fiestas, pero el pueblo, sin saberlo, padece el mismo mal que el viejo fresno de la plaza".

No se equivocaba Lucien. Décadas posteriores, en los años sesenta principalmente, Buerba, junto a la mayoría de poblaciones del Valle de Vió, La Solana y otros puntos del Pirineo, sufrió uno de los procesos de éxodo rural más grandes que se recuerdan hacia ciudades como Barcelona o Zaragoza.

Buerba no se llegó a quedar completamente deshabitado aunque solamente había dos casas que residían durante todo el año.

Sin embargo, poco a poco y con el esfuerzo de sus habitantes, factores como la inclusión en 1982 del Cañón de Añisclo en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido o el auge del turismo rural han permitido el asentamiento y la recuperación de las casas de esta localidad y permiten observar un futuro próspero y con muchas posibilidades.

Cultura, patrimonio y otros aspectos de interés

Buerba posee un rico patrimonio cultural y arquitectónico que se refleja en sus casas y tradiciones.

La torre de la iglesia parroquial de San Miguel se alza como si fuera el faro del pueblo. Es esta iglesia el resultado de una remodelación llevada a cabo en el siglo XVI sobre otra construcción anterior. Consta de una nave rectangular alargada y cuatro capillas laterales, en una de las cuales se conserva una pila bautismal con una inscripción de 1613. De igual forma, la iglesia de Buerba poseía un rico patrimonio eclesiástico. Algunos de estos objetos litúrgicos se conservan en el museo diocesano de Barbastro. Merece la pena destacar una cruz procesional en plata del Renacimiento (1570) o un cáliz en plata del siglo XVI.

Uno de los puntos más importantes del que pueden presumir los habitantes y gentes de Buerba es de haber sabido conservar toda la arquitectura tradicional pirenaica: tejados de losa, casas de piedra y, sobre todo, chimeneas que han aparecido en multitud de libros, revistas y artículos acerca del Pirineo. Si un pueblo destaca por las chimeneas, ese es, sin duda alguna, Buerba.

Las eras y bordas de Buerba también forman uno de los pocos conjuntos de este tipo que quedan a lo largo del Alto Aragón así como los fresnos que presiden la plaza, árboles míticos y centenarios de nuestro pueblo, estrechamente vinculados con uno de nuestros principales símbolos, el Cascabillo, una de las danzas más populares y conocidas en el Sobrarbe y de orígenes muy antiguos, ya que su baile en corro recuerda a los llamados "carols" que ya se bailaban por Inglaterra allá por los siglos XII y XIII.

Buerba es también un lugar idóneo para los amantes del senderismo, el deporte y la naturaleza.

Punto ideal para realizar el descenso del Yesa Superior o explorar el forato de Manatuero, es un sitio céntrico para visitar los pueblos de los alrededores mediante los caminos que utilizaron los habitantes de estas montañas durante siglos: Yeba a través del barranco de Yesa, Vió, Morillo de Sampietro o Gallisué descubriendo los encantos del camino de Sardinera.

Acceder a la exposición